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miércoles, 29 de julio de 2009
La SGAE pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado
Leyes: Sabemos lo que son, y lo que valen. Son telarañas para los ricos ypoderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca enlas manos del "gobierno." Pierre Joseph ProudhonAtentado Cultural - La SGAE ataca de nuevoSe pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos porcada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores.Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los yamillonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentadocontra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.POR EL PLACER DE LA LECTURA:La SGA (Sociedad General de Autores)ataca de nuevo.Escrito y firmado por José LuisSampedro, escritor.POR LA LECTURACuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez unMaestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto dejubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunqueno tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido,atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado élsolo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienessólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libroa la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a KarlMay.Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblomadrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hechocargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear unrincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque lesservía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejabanallí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuandoregresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por elfinal, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento queestaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogíanalgún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que unasimple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubrieraotros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un granhospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la quemitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de lospropios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de unaempleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados,paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones yluchas con la administración intentando convencer a burócratas ymédicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que elconocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir ala curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sususuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unasactividades que le han valido, además del prestigio y admiración decuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros enreconocimiento a su labor en favor del libro.Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesónbibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo depago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos porcada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- alos autores del desgaste del préstamo.Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que pagauna suma es porque:a) obtiene algo a cambio.b) es objeto de una sanción.Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagadala adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada porcumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros yfomentar la lectura?Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en laoperación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menospor ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidadel préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiereautores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europamercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se sientedeudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses deautor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medidaen diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!José Luis SampedroSi estas de acuerdo, pásalo. Por el placer de la lectura.
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